Llegado diciembre, vertiginosa actividad en el Teatro Municipal (ex –Cine Velarde ) ,ubicado
en la esquina más dinámica porteña , Pedro Montt / Uruguay. Una sucesión
de espectáculos , dominicales para niños, nocturnos de
conciertos de todo tipo de música y ya desde la pasada semana revuelo por el comienzo de las graduaciones
de establecimientos municipales y más de
alguno privado que
no dispone de salón o patio amplio que acoja a los apoderados y familiares que
concurren a felicitar a los estudiantes
que terminan un ciclo, ya que en los tempos que corren el festejo corre
por igual absolutamente en todos los niveles , desde pre-kinder hasta egreso
real del circuito escolar.
Si otrora el acto con que culminaba
la vida escolar era de preferencia la Revista de Gimnasia , que mostraba la
disciplina, la armonía de movimientos colectivos , el estado físico del alumnado, ahora el asunto es mucho más “producido”. Hasta el
punto que existen empresas dedicadas a
la minuciosa preparación de todo lo que
rodea el acto central, incluido un ágape
con vestuario formal. Nadie quiere quedar atrás. La graduación es la
demostración de la capacidad de recursos y organizativa de esa unidad educacional.
Hace algunos días seguí de cerca las discusiones que se
originaron por indisciplina el último viernes de clases en el Liceo que me
acogió durante ocho años, desde Preparatorias hasta Humanidades (nomenclatura y
desarrollo muy distintos de lo actual). Lo que se había convertido en una
tradición , una “guerra de agua” carnavalesca , tuvo un giro no deseado ni
tolerado de irrupción de la violencia, con alumnado parapetado en las salas ,
para protegerse de lluvia no solo de agua , sino también de pintura, aceite ,
harina . El personal paradocente se vio rebasado, al fin y al cabo no están
para manejo de multitudes descontroladas, y terminado el bochornoso incidente,
el cuerpo de profesores y de asistentes
se reunió pidiendo la supresión del acto de licenciatura. Así fue entonces que
la Dirección del establecimiento convocó una reunión de toda la comunidad
educativa. En dicha reunión también estábamos como ex Alumnos, y como tales dimos a conocer nuestra opinión, recordando
dos promociones que también vieron suprimida la Licenciatura, por distintas
razones. Liceanos del sesenta por apoderarnos del Patio Central , rehusando
continuar con clases esa mañana y
realizar un desfile de disfraces , y liceanos del setenta y tres por la
incertidumbre que se produjeran protestas , ya que era en fecha muy cercana a
los acontecimientos políticos de septiembre de ese año. Con el correr de los
años estos últimos tuvieron mejor suerte, ya que uno ellos, ahora autoridad en la Corporación Municipal,
autorizó la graduación treinta años después, con mejor fortuna de quienes
transcurridos cuarenta años habíamos
solicitado la misma “amnistía”.
La reunión en comento, muy debatida,
demostró la importancia del acto. Hubo
hasta lágrimas de dirigentes de apoderados. Y lo sorprendente fue que habiéndose ratificado el acuerdo de
suspensión, luego de efectuada reunión con los alumnos de inminente egreso, tal
acuerdo fue revocado, y la semana recién pasada tuvo lugar la licenciatura. Al parecer era más dañino no
hacerla, en tiempos que la matrícula en
la enseñanza municipal ha tenido aquí en
Valparaíso una alarmante caída..
www.diariolaprensa.cl ( edición del lunes 03/12/2012 ALMENDRAL
Estimado Horacio:
ResponderEliminarMe parece bien complementar la nota del blog, agregando que la licenciatura se logró en completo orden, con el respeto y la emoción que la circunstancia ameritaba, considerando también que el liceo no había tenido licenciatura desde el 2010, ya que el 2011 estaba en toma Y varios alumnos repitieron cuarto medio por las mismas circunstancias.
Destacable fue también la organización interna de los estamentos del liceo para el logro de la licenciatura. (Desde la ambientación, coordinación escenario, profesores responsables de números artísticos etc.) Considerando que no se tuvo apoyo del personal administrativo ya que por votación general de ese gremio y debido al comportamiento de los alumnos en días previos, decidieron no participar.(salvo honrosas excepciones)
Me parece valioso agregar, el compromiso y cumplimiento tanto de los alumnos como de los apoderados en relación por el respeto a la ceremonia para darle real sentido al especial momento.
Lo que nos permite una vez más reflexionar acerca de la importancia del diálogo en el momento oportuno y del comportamiento en bloque y de alto compromiso de una institución que pretende reconstruirse.
Un abrazo
Ana María Pietrantoni